LA CIUDAD VERTICAL POR JAVIER TORRAS DE UGARTE

Esta novela distópica se centra en acontecimientos futuros, mucho después de que la tierra fuera devastada por los océanos y sólo quedaran las ciudades más importantes del mundo, aquellas que construyeron edificios hacia el cielo y abandonaran la superficie terrestre huyendo de la devastación. Pero cientos de años después, las aguas retrocedieron, en parte, dando lugar a una tierra nueva, repleta de selva dónde antes no la había, dando lugar a que la flora y la fauna campe a sus anchas, mientras que los habitantes de las ciudades verticales ignoren todo lo que acontece en la superficie terrestre, llegando a perderse los auténticos sabores y olores de la verdadera naturaleza, ya que lo que ellos poseen son réplicas insípidas de lo que antaño se conocía por fruta, verdura o la misma carne.

Javier Torras de Ugarte nos traslada a un futuro diferente, en un mundo controlado por los llamados los puros, seres humanos no mezclados con otras razas y que presentan, durante los años, deficiencias y carencias propias transmitidas de generación en generación tras no mezclarse con otras razas. Pero los "Puros" se las tendrán que ver con los meztizos, aquellos que viven en las plantas inferiores de la ciudad vertical y en la misma superficie terrestre, disfrutando de los vestigios de los antiguos habitantes de la tierra y la verdadera naturaleza. 

Año tras año, la raza inferior, los meztizos, han intentado tirar por tierra la ideología y la egemonía de los puros, para hacer ver a los habitantes de la ciudad vertical que hay una vida mejor en la superficie terrestre. Para impedirlo, los puros utilizan soldados clonados que no tienen reparo en acabar con los reveldes.

Esta novela de ciencia ficción, con la que el autor se inspira en libros como  La república de Platón o Un mundo feliz de Aldous Huxley, me recuerda en momentos a Avatar o Blade Runner, cosa con lo que Javier está de acuerdo, ya que es amante del cine de ciencia ficción.

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